Durante todo el invierno la presencia de pequeñas aves insectívoras en nuestros vergeles es siempre deseada.
Hay muchas especies, pero de entre ellas, destacan los carboneros y herrerillos, los reyezuelos y los mitos. Con su incesante deambular entre las ramillas de nuestros frutales, revisan una y otra vez cada rendija de la corteza o bajo los líquenes que pueblan las ramas y troncos en busca de pequeños insectos y sus larvas que en estos meses se protegen en aquellos lugares.
Por lo tanto son eficaces desparasitadores que de manera desinteresada y profesional limpian nuestros frutales de los enemigos más habituales (carpocapsa, pulgones, larvas de mariposas nocturnas, hormigas, etc.).
Los tratamientos preventivos a base de pesticidas los envenenan, reduciendo drásticamente sus poblaciones y desequilibrando el ecosistema.
Confiad en ellos.